martes, 25 de agosto de 2009

Perdón.

Desafiante me observa mi flexo de 5,65 € desde mi escritorio.

Me mira con recelo porque sabe que hace días debería haberme sentado frente a él a empezar a repasar todo aquello que fui incapaz de estudiarme en el curso.
Me mira cabreado porque sabe que he estado todo el verano sin hacer nada, frente a él, pasando las horas muertas frente al televisor y el ordenador.
Me mira nervioso porque sabe que ésto significa que empieza un nuevo curso, una nueva temporada de ésta, mi vida, que en 9 meses es capaz de pasar de cero a cien millones de veces.
Me mira inquieto porque no sabe que será de mí mañana, pero creo, que como yo, realmente tampoco quiere saberlo.
Me mira.


Pasan los días, las horas, los minutos. Muchas veces creo que haber perdido el rumbo y otras muchas, creo haberlo encontrado. Suelo estar equivocado la mayoría de las veces pero nunca he sido capaz de pedir perdón. Suelo dar malos pasos, tomar malas decisiones, tener malas ideas y reaccionar de mala manera. Y doy gracias a ello. Porque demuestra que aun sigo muy vivo y soy muy inocente, y que me quedan mucho tiempo para aprender a pedir perdón.


Apago el flexo. Mañana será otro día.

1 comentario: