sábado, 15 de agosto de 2009

Inocencia.

Siempre he creído que el ser humano siempre alberga en el fondo de su corazón, de su cuerpo, una pequeña esperanza de que todo lo que vendrá después será mejor. Y eso es bueno, porque demuestra que seguimos siendo inocentes, y parafraseando a Huma en "Todo sobre mi madre", "siempre confiamos en la bondad de los desconocidos".

Yo, dentro de la cuota de ser humano que me pertenece, me encargo de alimentar esta esperanza día a día, aun sabiendo que los golpes que vienen detrás duelen aun más. Vivo pendiente de un futuro que nunca existirá, de un encuentro fortuito que nunca sucede, que de una casualidad que se desvanece según pasan los segundos, los minutos, las horas.

La pregunta es: ¿hasta cuando?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario