lunes, 31 de agosto de 2009

Amarillo.

"Las pérdidas son positivas. Sé que cuesta creer en ello, pero las pérdidas son positivas. Tenemos que aprender a perder. Debes saber que tarde o temprano todo lo que ganas lo perderás"

El Mundo Amarillo. Albert Espinosa

Vivimos encerrados en la idea de que toda pérdida supone un momento triste y amargo en nuestras vidas. Perder a un ser querido, perder el tren por cuatro segundos, perder nuestra camiseta favorita, perder jugando al mus... La sociedad nos ha hecho creer que todo lo relacionado con perder (excepto, supongo, perder la virginidad, y en cierta medida, perder la cabeza) es negativo para nosotros. La suposición de deshacernos de algo. Perder incluso, me parece dramático: cuando uno escucha perder, entiende que no ha habido capacidad de evitarlo.

Hace poco perdí mi teléfono móvil. No encuentro por ningún lado esa camiseta que tanto me gustaba y que me costó dos duros. Pierdo constantemente los bolígrafos bic azules que utilizo obligatoriamente para escribir. He perdido para siempre a seres muy queridos, entre ellos, a mi padre. También he dejado por el camino a grandes amigos, aunque supongo que siempre hay vuelta atrás, no hay nada que no solucione cien perdones. Una vez perdí las llaves de mi coche y me las recuperaron las camareras de mi Universidad. Y la carpeta con todos mis apuntes, pero milagrosamente, apareció en mi habitación. He perdido cientos de metros y trenes, obligado por la desidia del que vive en el extrarradio. Perdí un vuelo a Barcelona y mil amores de una noche. He perdido las cabezas mil y una veces. Y no estoy seguro de haber perdido la virginidad.

Hagamos una fiesta, la fiesta de los objetos perdidos. Y sigamos hacia delante. Aun nos queda mucho que perder, pero mucho más que ganar. Y de perdidos, al río.

5 comentarios:

  1. por nada del mundo, perderte.

    me encanta.

    te quiero.

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  2. que duro es vivir en el extrarradio eee...ais

    no sabia q tenías blog...!

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  3. hace poco, un par de días quizás, le comentaba a mi amiga Flavia como casi todo lo importante, todo aquello que deriva de los sentimientos y no entiende ni de fechas ni de precios termina siendo una cuestión de perspectiva,
    por ejemplo, yo tengo una vida planeada en mi mente, mi futura estancia en Madrid y diversos hechos, lugares a los que ir, trabajos que hacer, gente con la que hablar, incluso imagino como se desarrolla todo ello como si ya lo hubiese vivido y quien me dice a mi que eso no es real?
    como aquel que trasforma un recuerdo. la realidad es aquello que se traduce en lo que nosotros mismos somos como personas entiendes?
    yo soy real y mis sentimientos y pensamientos me forman, que mas da de donde vengan o a donde vayan si son los que me hacen reír o llorar. los siento míos y me acompañaran el resto de mi vida.
    por eso la perdida es posible, si, necesaria, y es buena,
    siempre lo digo, una perdida abre un comienzo y la pena o la nostalgia se va, por que aquello que se pierde termina volviendo, ya sea de manera corpórea o ya sea como el sentimiento del recuerdo

    confianza, un sinfín de posibilidades, amor a uno mismo y a lo que le rodea
    humildad, humildad, humildad eso es lo que verdaderamente no hay que perder.

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  4. Las pérdidas duelen muchas veces, sin embargo, son las que hacen que algo en nosotros surja con más fuerza. Un retocito de algo, para bien o para mal. Ya sabes, de esas conversaciones pseudotrascendentales sobre el echar de menos cosas perdidas que ya mantuvimos en alguna noche en vela... Ays, fiesta de objetos perdidos, sí...

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